En la actualidad, las empresas enfrentan presiones cada vez mayores de clientes, inversionistas, consumidores y gobierno que les exigen hacer sus operaciones, productos y servicios más socialmente responsables. Con ello, nos referimos a ciertos temas en los cuales se incluyen preocupaciones ambientales, prácticas laborales, seguridad y seguimiento de productos y compras. Al mismo tiempo, se enfrentan a la gran presión económica por reducir costos y mejorar la eficiencia siempre que sea posible.
Las empresas que manejen con éxito la gestión del RSE tendrán una importante ventaja en atraer a inversionistas, personal con talento y clientes nuevos. Asimismo, se podrá desarrollar productos y servicios con eficiencia, y acceder fácilmente a nuevos mercados. También, les ayudará a mejorar la eficiencia operativa, reducir costos y satisfacer los requisitos regulatorios, el cual permite en cierto grado recibir incentivos y evitar penalidades.
Sin lugar a dudas, la actividad empresarial sólo es posible con la ayuda de los bienes que son comunes a todos (como el medio ambiente). Por ello, el éxito económico de las empresas depende fuertemente de los recursos empleados de su entorno para alcanzar los objetivos planteados por las empresas y que, por tal motivo, las empresas deben cooperar con la sociedad si quieren subsistir y alcanzar sus propósitos. En este sentido, la RSE no debe ser tomada como un acto voluntario y privado; sino que involucra deberes y obligaciones solidarias para con los problemas de la sociedad, ya que las consecuencias de su actividad son fundamentalmente públicas.
La RSE no sólo interviene en aspectos económicos, implica pensar en las responsabilidades que le son atribuibles. Es decir, que puede hacer la empresa por su entorno social, por sus problemas. A partir de ello, nacen nuevos problemas relacionados con la justicia: ¿Hasta dónde puede intervenir la empresa en las cuestiones sociales? ¿Puede hacerlo en todo tipo de problemas de la sociedad? ¿Qué autoridad tienen las empresas para decidir qué problemas deben resolverse?
Como se conoce, la teoría de la justicia (definida por John Rawls) consiste en tratar a las personas de un modo que asegure que cada uno obtenga lo que merece en cada situación. Sin embargo, existen problemas en lo que respecta a la distribución justa de bienes, ya que existen dos tipos de teorías las cuales se mencionaran a continuación:
La primera es el igualitarismo, la cual consiste en que la justicia es sinónimo de igualdad y que las grandes desviaciones de la misma son injustificables. Es decir, a los que tienen mayores opciones hay q disminuirlas para lograr así emparejar todas las situaciones. Algunos sustentan que la RSE presenta desigualdades sociales y económicas si producen beneficios compensadores para todos, y especialmente para los menos favorecidos; y lo sustentan de la siguiente manera:
“No es justo que aumentemos la utilidad total de la sociedad perjudicando a los menos aventajados. Tampoco es justo que algunos obtengan mayores beneficios a costa de reducir la retribución a los peor situados de la sociedad. No hay injusticia, sin embargo, en que unos pocos obtengan mayores beneficios, con tal de que con ello se mejore la situación de las personas menos afortunadas.”
Esto sucede cuando las empresas antiguamente pagaban salarios a sus trabajadores por igual, a excepción de la alta gerencia, para así lograr un “equilibrio” y evitar conflictos si es que a alguno se le daba bonificaciones. Asimismo, algunas bonificaciones no son reconocidas en proporción a sus labores. O simplemente no se reconocen públicamente los logros de un trabajador para no desanimar o perjudicar al resto. La RSE demuestra y justifica que su existencia contribuye al bienestar al equilibrio y desarrollo de la sociedad. Es por ello, que la RSE de una u otra forma ampara los derechos y deberes de los colaboradores (derecho laboral), ya que mediante ella se puede brindar capacitaciones por igual a todos los trabajadores de la empresa, con el objetivo de alcanzar las metas de la eficiencia y desarrollo sostenible de la misma.
El segundo problema de la distribución justa es el no igualitarismo, el cual señala que la distribución justa de los bienes es producto de tener procesos justos en el mercado. Es decir, ayudar a los incapacitados sin tener que quitarle mérito a los hábiles. En la actualidad, se observan que las empresas que emplean RSE apoyan a los proveedores cuyos procesos sean los adecuados para generar un producto. Por ejemplo, si la empresa A desea contratar a un proveedor para la elaboración de calzado, esta deberá cerciorarse de que el proveedor utilice procesos justos para la fabricación, es decir que no explote a sus trabajadores otorgándole buenas condiciones laborales, o que no emplee niños para el trabajo (como se hace en otros países). Ahí es donde la RSE apoya a sus proveedores como si fuese un mecanismo de justicia equilibrando las situaciones. Uno de los derechos involucrados en este ejemplo son los derechos laborales.
En conclusión, los miembros de la sociedad reconocen ciertos intereses comunes, al ser beneficiosa la vida en sociedad para el logro de sus intereses. A la vez surgen conflictos de intereses, puesto que las personas no son indiferentes respecto a cómo se han de repartir los mayores beneficios generados por la vida en sociedad.
Se necesita, por tanto, un conjunto de principios para asignar los derechos y deberes, y distribuir adecuadamente los beneficios y las cargas de la cooperación social. La justicia de un esquema social depende esencialmente de cómo se asignan los derechos y deberes fundamentales, y de las oportunidades económicas y las condiciones sociales en los diversos sectores de la sociedad.
Elaborado por:
ResponderEliminarIneta Alva Shavinskaya